Arriba y abajo, cielo e infierno, dos extremos entre los que discurre el origen de la calabaza de Halloween que hoy vas a tener la oportunidad de conocer. En Bodega El Barril nos encantan las tradiciones, esas fechas señaladas en el calendario en las que historias, leyendas y mitos se dan la mano para combinarse con creencias y costumbres de toda clase. El resultado es Halloween, un día cada vez más cerca y que no podíamos hacer otra cosa que contarte la historia sobre el origen de la archiconocida calabaza.
La leyenda tiene origen y protagonista irlandés, ya que tendremos que trasladarnos concretamente a 1836, momento justo en el que el Dublin Penny Journal publicaba la historia de Jack, un hombre de mala vida y costumbres que, con un moderado abuso e inclinación por el alcohol, retó al mismísimo Diablo sin valorar realmente el alto precio que pagaría.
Jack y el Diablo
Se dice que la fama de Jack no tenía rival, donde el propio Diablo quiso conocerlo en persona antes de llevarse su alma. Sin embargo, lo que no sabía es que nuestro protagonista tenía siempre una respuesta para todo. Antes de llevárselo, Jack el tacaño quiso pedir un último deseo: Tomarse la última cerveza. Petición aceptada, por lo que el Diablo adoptó la forma de hombre y acompañó a Jack a un bar.
Llegado el momento de pagar, Jack le pidió al Diablo que se convirtiera en moneda, volviendo a su forma original nada más darse la vuelta el propietario. Creyendo que eran las últimas acciones de un pobre desgraciado, el Diablo aceptó. Lo que no esperaba era que terminaría en el bolsillo de Jack, donde un crucifijo compartía espacio con él, impidiéndole retornar a la forma humana. Jack quería negociar.
A cambio de su liberación, Jack quería que su vida fuera perdonada durante 10 años y, aunque el Diablo no se negó, su mala vida y excesos terminaron llevándolo antes de lo esperado. En su llegada al cielo encontró las puertas cerradas, mientras que en el Infierno el Diablo tampoco le dejó entrar, castigándolo a vagar eternamente entre los dos mundos con un único elemento; un nabo convertido en farolillo cuyo interior guardaba una brasa eterna para iluminar su camino.
La tradición del nabo convertido en calabaza
La leyenda de Jack o’lantern (Jack el de la linterna) se convirtió en una costumbre en Irlanda, donde se fabricaban farolillos con nabos para alumbrar y adornar fachadas y caminos durante la festividad celta de la cosecha, conocida como Samhain. El 31 de octubre terminaba la época de la cosecha, dando paso al frío y oscuro invierno. ¿Qué mejor momento que este para ubicar Halloween? Se creía que esta fecha permitía difuminar la barrera entre el mundo humano y el espiritual.
Con el paso de los años, tanto historias como leyendas van evolucionando, siendo transmitidas entre generaciones. El origen de la calabaza de Halloween no iba a ser la excepción, donde los famosos nabos reconvertidos en farolillos cruzaron el Atlántico tras la emigración masiva de miles de irlandeses hacia América. Los nabos fueron convertidos en calabazas, dado que éstas eran más frecuentes y fáciles de conseguir. Desde entonces hasta ahora, las calabazas se siguen vaciando y utilizando para divertirnos, asustarnos y alumbrarnos durante la noche de Halloween. Y no te olvides, ¡Halloween no es lo mismo si no preparas un coctel terrorífico!
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